MI MUSICA

SCHUBERT

Nació en 1797, su padre era el director de su propia escuela, que funcionaba en el domicilio de la familia. En 1808 se incorporó como soprano al coro de la capilla de la corte. Era un niño inteligente, y en música demostró de inmediato su superioridad. Fue la “figura importante del establecimiento”, buen pianista y violinista, y ya entonces un compositor prolífico; todo esto a la edad de once años. Schubert atrajo la atención de Antonio Salieri, el director de música de la corte, y pasó a ser alumno de composición de esa importante figura.

Su voz cambió en 1813, pero continuó en el seminario con la ayuda de una beca. En el transcurso de ese año renunció y comenzó a preparase par seguir la carrera de maestro de escuela; entre 1815 y 1818 fue ayudante en la escuela de su padre. Durante los años de docencia compuso regularmente, y produjo una canción tras otra, su primera sinfonía la compuso en 1813, siendo el año 1815 el más prolífico en su vida, pues produjo dos sinfonías más, abundante música sacra y de cámara, más de 146 lieder y seis óperas, también intentó entrar en el teatro vienés. El momento no lo favorecía. Compuso una ópera alemana, y Viena estaba a un paso del período que se caracterizó por el furor que habría de provocar Rossini. Es posible que si Schubert hubiese contado con un libretista capaz se le hubiera ofrecido una oportunidad. Sus óperas tienen muchas ideas atractivas; la conocida Obertura Rosamunda pertence a la ópera El arpa mágica que fue representada en 1820.

Schubert mantuvo relaciones a lo largo de toda su vida con el grupo de la clase media intelectual que amaba la música y el arte; rara vez se vinculaba con la aristocracia, se sentía cómodo únicamente con la burguesía y la bohemia artística de Viena. Cuando se retiró definitivamente de la enseñanza, en el año 1818, se incorporó al círculo de los bohemios, y para ellos compuso su música. Era un círculo formado por músicos, artistas y figuras literarias, y muchos de ellos fueron sus amigos íntimos.

Después de 1818 dependió de sí mismo, aunque dos años antes se había convertido en profesional. Una entrada de su diario, fechada el 17 de junio de 1816, dice lo siguiente: “Hoy compuse por dinero por primera vez. A saber, una cantata para el onomástico del profesor Wattrot, con letra de Draxler. Los honorarios son 100 florines.” Schubert andaba siempre escaso de fondos y nunca disponía de la suma suficiente como para alquilar un piano, y mucho menos para adquirirlo. Poco importaba, porque un piano no le era indispensable para componer. Afirmaba que lo llevaba a perder el hilo del pensamiento. Si necesitaba un piano, acudía a la casa de un amigo. El dinero nada significaba para Schubert, y era un hombre de negocios poco agresivo cuando se trataba de vender su música y tratar con los editores.

En general tenía buen carácter y era fácil inducirlo a que se sentara al piano e improvisara valses en las fiestas. Pero a veces se mostraba malhumorado e irascible, y eso fue más frecuente durante su enfermedad. Contrajo una enfermedad venérea, y soportó un período muy ingrato durante el cual prácticamente se apartó de la sociedad. En el cuaderno de conversación de Beethoven, correspondiente a 1823, hay una anotación con letra de su sobrino Karl: “Elogian mucho a Schubert, pero dicen que se oculta”. En general, era un hombre taciturno. Tenía relaciones con mujeres, pero se mostraba reservado y ni siquiera los amigos conocían los detalles. Nunca se casó.

Los intentos de Schubert por hallar un editor no llegaron muy lejos. En 1817 envió a Breitkopf y Härtel una de sus canciones titulada Erlkönig (El rey de los alisios); éstos no demostraron el más mínimo interés, y devolvieron la obra al único Franz Schubert que conocían, un compositor del mismo nombre que vivía en Dresde; éste se sintió insultado y envió una áspera nota a los editores. ¿Quién era el advenedizo que así usaba su nombre?, el Schubert de Dresde dijo que conservaría la canción. “la retendré con el propósito de saber, si es posible, quién les envió esa clase de basura...”. Pero no todo era frustración, poco a poco comenzó a conocerse el nombre de Schubert. Algunos cantantes, por ejemplo Anna Milder y sobre todo Johann Vogl, comenzaron a presentar en público su música, y el círculo de Schubert, pequeño pero influyente, hacía propaganda a favor de su héroe. Vogl tuvo mucha importancia en su vida. Cuando Schubert lo conoció, durante la primavera de 1817, el barítono tenía casi treinta años más que él, y estaba llegando al fin de su distinguida carrera operística; se convirtió en el primer gran intérprete de Schubert. Esto influyó mucho en la carrera del compositor. Los críticos comenzaron a prestarle atención y los comentarios fueron en general halagadores. Nunca conquistó la fama que merecía, pero tampoco trabajó en un vacío.

Las “Schubertiaden”,veladas patrocinadas por sus amigos y durante las que se escuchaba únicamente su música eran muy conocidas. Schubert se sentaba frente al piano y se ejecutaban canciones, música de cámara, obras para piano (solista y a cuatro manos). Este mismo círculo de amigos consiguió publicar el primer grupo de sus canciones. Como no había editores dispuestos a imprimir la música, sus admiradores se unieron y recolectaron el dinero necesario para la edición.

Cuando creció la reputación de Schubert, unos pocos editores se le acercaron, pero mientras vivió fue muy reducido el número de obras importantes publicadas. No se imprimió ninguna de las sinfonías; sólo vieron la luz uno de los diecinueve cuartetos par cuerdas, tres de las veintiuna sonatas para piano, ninguna de las diez óperas, 187 del total de más de 600 canciones. Schubert compuso en todos los medios excepto uno, nunca compuso un concierto.

Durante los últimos años de su vida hubo indicios en el sentido de que las cosas mejorarían. En 1828 varias firmas se mostraron interesadas en él, y es posible que estas iniciativas hubieran dado ciertos frutos, pero a principios de noviembre cayó enfermo y el 19 del mismo mes murió de fiebre tifoidea. Sepultaron a Schubert cerca de Beethoven y el epitafio de su tumba rezaba: “Aquí el arte de la música ha sepultado una fecunda riqueza, pero también sus esperanzas, aún más luminosas.”

Franz Schubert, vivió siempre a la sombra de Beethoven. A juicio de los vieneses, e incluso de Europa entera, Beethoven, y sólo unos pocos compositores (Hummel, Spohr, quizá Weber) merecían que se los mencionara en el piano. Schubert no era uno de ellos, no porque se le creyese nulo. En su propio país gozaba de buena reputación, aunque principalmente como compositor de canciones. Pero se trataba sobre todo de una reputación local. Nunca se alejó mucho de Viena. Se trata del primer gran compositor de la historia que no fue un director o instrumentista que ofreciera recitales públicos, y por lo tanto no pudo conquistar fama como ejecutante o promover su música gracias a su propio virtuosismo. Nunca pidió mucho a la vida, fue hasta cierto punto un bohemio, y pareció contentarse con la creación de una página tras otra de música, al margen de que se le ejecutase. Su misión era crear música; existía únicamente para eso. “El Estado debería mantenerme”, dijo a su amigo Joseph Hüttenbrenner. “He venido al mundo con el único propósito de componer.”

Después de la muerte de Schubert fue necesario cuarenta años para llegar al punto en que el mundo comprendió su genio. Hacia fines del siglo, cuando comenzó a publicarse y a difundirse ampliamente se música, influyó sobre el pensamiento de Brahms, Dvorak, Brückner y Mahler. Hoy, el lugar de Schubert está asegurado en forma definitiva. Aunque ejerció escasa influencia sobre la escuela romántica temprana, de todos modos anticipó el romanticismo por el enfoque subjetivo de la música. Schubert no fue el primero de los románticos, pues Carl María von Weber fue un compositor mucho más romántico, y ejerció una influencia muchísimo mayor sobre la generación siguiente. Pero si Schubert no fue el primero de los románticos, ocupa un lugar distinto e incluso mucho más importante. Fue el primer poeta lírico de la música.

En sus treinta y un años de vida escribió un enorme caudal de música. Era un compositor veloz, no cabe duda de que como Mozart, fue uno de los compositores más veloces de la historia de la música, podía concebir una obra entera en su mente y después trasladarla de inmediato al papel.

Su música era sumamente original. Ninguno de los compositores de su tiempo podía evitar del todo la influencia de Beethoven, Mozart y Haydn, pero Schubert, tan pronto formó su estilo, se alejó más de aquél que otro cualquiera de los músicos contemporáneos.

 

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